domingo, 22 de junio de 2025

VIERNES 27 DE JUNIO: SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

La alegría por la oveja encontrada, como el gozo del padre del hijo pródigo por su regreso y reencuentro, expresan muy bien cómo late el corazón divino a través de la misericordia y la compasión encarnadas por Jesús de Nazaret. Esta fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, instaurada para la Iglesia universal por Pío IX en 1856, está ligada a la historia espiritual de santa Margarita María de Alacoque, religiosa francesa del s. XVII. Pero tiene precedentes en una línea mística que vincula con Dios una relación afectiva y la convicción de sus entrañas amorosas y salvíficas. Esta celebración supone darle a la devoción, a la fe hecha sentimiento y pasión, su justo lugar como expresión de lo que creemos y cómo lo creemos, e invitación a vivirla de manera integral, afectando todas las dimensiones de la persona, superando la tentación a reducirla a un frío intelectualismo o un no menos frío ritualismo. Por eso, si atendemos a estas implicaciones de plenitud antropológica en la vivencia de la fe, la devoción bien entendida y mejor vivida, siempre será motivación del compromiso caritativo, de la coherencia moral y la apuesta decidida por la fraternidad.

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

ENCÍCLICA "DILEXIT NOS" DEL PAPA FRANCISCO (24 DE OCTUBRE DE 2024)

APOSTÓLICAS DEL CORAZÓN DE JESÚS: DESDE EL CORAZÓN DEL MUNDO

LECTURAS

  • Ez 34, 11-16. Yo mismo apacentaré mis ovejas y las haré reposar.
  • Sal 22. R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
  • Rom 5, 5b-11. Dios nos demostró su amor.
  • Lc 15, 3-7. ¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido.

Esa alegría por la recuperación de algo muy amado que se había perdido, es una iluminación por parte de Cristo del ser amoroso de Dios y de su intención de salvar, de encontrarnos y acogernos en su divina comunidad. Alegría compasiva, gozo por el encuentro, por la vida compartida en la reconfortante satisfacción de estar juntos, de que la familia está completa porque no falta nadie, porque ningún hijo se ha quedado fuera del seno creador y recreador de la vida. La devoción del Sagrado Corazón, vivida en Iglesia y al servicio de la común misión evangelizadora, reafirma que Dios no es una energía neutra, no es una hipóstasis del universo cosmológico. El Dios del que da testimonio la revelación bíblica y que los cristianos reconocemos encarnado en la humanidad de Jesús de Nazaret y en su misión de entrega total por la humanidad, no es la naturaleza, aunque ella, como criatura, nos hable de su Creador; no es el destino ni el azar aunque en ellos sepamos siempre encontrar huellas de su voluntad salvadora; no es una partícula subatómica ni una explosión inicial, aún si de ellos se sirviera el designio divino..., es Padre, es relación, es personal y personalizador, es amor, ternura y compasión. Todo eso, resumiendo mucha teología, expresando muchas experiencias místicas y sumándonos a todos los creyentes por encima del individualismo y los elitismos y poses espiritualistas, es lo que quiere sugerir y estimular la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, a la que nos unimos con una ardiente exclamación de confianza, de esperanza y agradecida correspondencia al que nos amó antes y mejor: "Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío".



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