De Abrahám a Jesús, pasando por tantas generaciones, remontando tantas vidas con sus innumerables peripecias, humildes, pero grandiosas en su pequeñez, la Historia de la Salvación se hace realidad. Porque intervienen en ella, junto al Dios que la guía y la atrae, la libertad de sus hijos y las consecuencias de las mil y una bifurcaciones que suponen nuestras humanas trayectorias. Y así, de biografía en biografía, por los caminos de la descendencia y la progenie, la voluntad divina de compartir su vida y amor con nosotros en su Hijo bendito se hará realidad, entonces y ahora.
LECTURAS
- Is 7, 10-14. Mirad: la virgen está encinta.
- Sal 23. R. Va a entrar el Señor; él es el Rey de la gloria.
- Rom 1, 1-7. Jesucristo, de la estirpe de David, Hijo de Dios.
- Mt 1, 18-24. Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David.
"La generación de Jesús fue de esta manera" (Mt 1, 18)... "nacido de la estirpe de David según la carne, constituido Hijo de Dios en poder según el Espíritu de santidad por la resurrección de entre los muertos" (Rom 1, 4) La generación de Jesús, María y José mediante (cada uno por su propia contribución basada siempre en la fe) se remonta a una historia de fidelidad y perseverancia con la que el propio Jesús anuda por su estirpe "según la carne" y a la que rebasará "según el Espíritu de santidad". No debemos aislar la Navidad de la Pascual, el nacimiento de Cristo de su resurrección que es la que muestra el poder que lo constituirá Hijo de Dios. Y la fe que reconoce la acción de la gracia en la vida entera de Jesús de Nazaret, desde el portal de Belén al calvario en Jerusalén, no niega sino que asume y lleva a sus últimas consecuencias la carne de la historia, lo particular de la geografía, la cronología, la genealogía y todas las circunstancias que concurren para que sea posible una vida humana. Porque en esa concreción y localismo es como se hace realidad la acción de Dios siempre amiga de contar con la libertad de las personas e iluminar desde dentro la estrechez de nuesta condición limitada por creatural. Esta trama generacional, humana, histórica, que forma parte de la encarnación del Verbo divino tanto como su propia naturaleza humana, nos permite reconocer en su individualidad y localismo la verdad universal de la que es portadora: Dios con nosotros, y nosotros, si queremos y nos dejamos, para Dios.


No hay comentarios:
Publicar un comentario