sábado, 24 de mayo de 2025

DOMINGO 1 DE JUNIO: VII DE PASCUA, LA ASCENSIÓN (CICLO C)

Además de una entidad sociocaritativa de la Iglesia, que nació por indicación del Concilio Vaticano II ("El Concilio, considerando las inmensas calamidades que oprimen todavía a la mayoría de la humanidad, para fomentar en todas partes la obra de la justicia y el amor de Cristo a los pobres juzga muy oportuno que se cree un organismo universal de la Iglesia que tenga como función estimular a la comunidad católica para promover el desarrollo a los países pobres y la justicia social internacional." Gaudium et Spes 90) la Justicia y la Paz son dos de los pilares de la doctrina social de la Iglesia, como también lo es la idea de que ambos principios son inseparables, que sin uno no se dará el otro. Cuando Cristo promete en su ascensión a la plenitud de la gloria, cabe al Padre y el Espíritu Santo, la proclamación de la conversión y el perdón para todos los pueblos está prometiendo también el don de la paz como fruto granado de la justicia que nace de Dios y se consigue siguiendo sus caminos. Por eso, la denuncia de lo que impide la paz y la reclamación de lo que la hace posible es un ejercicio también de esa fe que quiere "fomentar en todas  partes la obra de la jusiticia y el amor de Cristo a los pobres"

COMUNICADO DE JUSTICIA Y PAZ POR LA PAZ EN GAZA

LECTURAS

  • Hch 1, 1-11. A la vista de ellos, fue elevado al cielo.
  • Sal 46 R. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. 
  • Ef 1, 17-23. Lo sentó a su derecha en el cielo. o bien: Heb 9, 24-28; 10, 19-23. Cristo entró en el mismo cielo. 
  • Lc 24, 46-53. Mientras los bendecía, fue llevado hacia el cielo.

Como parte de la espiritualidad de la paz, de la educación de los valores y el fomento de la esperanza que conducen a la paz, es imprescindible el ministerio del perdón, la sanísima terapia y pauta de la reconciliación. El Cristo que por su resurrección ya pertenece a la esfera más alta de lo divino, a la máxima escala posible de lo humano, promete y, al mismo tiempo, encarga a sus discípulos la proclamación del Evangelio de la conversión y el perdón, de la conversión para el perdón, de la conversión por el perdón. La evangelización, el anuncio gozoso de la buena noticia del Reino de Dios (Evangelii gaudium, papa Francisco) tiene como su fin alcanzar la fraternidad entre nosotros que nace de la filiación de Dios. Convertirnos al Dios que nos ama como Padre pasa por el cambio de nuestros principios, valores y hábitos en orden a poder reconciliarnos plenamente con Dios y los hermanos. El perdón, con su pedagogía de la verdad y su apuesta por el amor, es el camino imprescindible para alcanzar la paz. Un perdón que no supone comulgar con ruedas de molino, dar lo malo por bueno y resignarse ante el atropello, pues para que haya perdón, aunténtica reconciliación es necesaria la "conversión", el cambio de las situaciones que condujeron a la violencia y la ruptura de la fraternidad. En el plano internacional esto es difícil y supone procesos largos y costosos, pero no más difícil, sino imposible, será alcanzar la paz si ni siquiera comenzamos a andar el camino de la conversión y el perdón.

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: CONSTRUCTORES

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA: ES SU ÚLTIMO GESTO, JESÚS DEJA SU BENDICIÓN

COMENTARIO AUDIVISUAL DE VERBO DIVINO: ME QUEDO EN LA PROMESA

HOJA DOMINICAL DIOCESANA


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