domingo, 9 de noviembre de 2025

DOMINGO 16 DE NOVIEMBRE: XXXIII DE TIEMPO ORDINARIO. JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

 
El papa Francisco instituyó en el año 2017 la celebración de la Jornada Mundial de los Pobres el Domingo XXXIII de Tiempo Ordinario. En el tramo final del Año Litúrgico, cuando las lecturas bíblicas dominicales encaran la dirección escatológica que marcó todo el mensaje y la vida de Jesús tomamos conciencia del lugar de los pobres en ese mensaje. La relación del sesgo esperanzador del anuncio de un futuro de justicia plena, pero también interpelador de nuestra responsabilidad para el tiempo presente, con la concienciación socio caritativa de la fe cristiana puede estar en esa tensión entre el futuro y el presente, entre la esperanza y la realidad, entre la bienaventuranza y la caridad comprometida con los bienaventurados. Para esta IXª Jornada de los Pobres, el papa León XIV propone la motivación de la esperanza y señala a los pobre como portadores de esperanza. Nos unimos a toda la Iglesia en este latido de las entrañas misericordiosas del amor de Dios por los que más lo necesitan y más nos nececesitan.

JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

DILEXI TE, EXHORTACIÓN DEL PAPA LEÓN XIV SOBRE EL AMOR HACIA LOS POBRES

LECTURAS

  • Mal 3, 19-20a. A vosotros os iluminará un sol de justicia.
  • Sal 97. R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.
  • 2 Tes 3, 7-12. Si alguno no quiere trabajar, que no coma.
  • Lc 21, 5-19. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

El horizonte escatológico y apocalíptico del anuncio del Reino de Dios por parte de Jesús nunca fue una excusa para la inacción, el desinterés por el presente o la indiferencia para con el sufrimiento del hermano. Precisamente porque el destino del reinado de Dios trasciende el presente, relativiza los poderes de este mundo (la riqueza y la fuerza de la violencia) y promete una justicia definitiva y plena hay motivos para la esperanza. Y la esperanza es la razón para hacer proyectos, proponer alternativas, vivir el compromiso coherente con los valores del Evangelio que acercan el futuro, porque anticipan su sentido último: la comunión con Dios y la fraternidad universal. Por eso, el Señor Jesús, junto al anuncio profético de que la palabra última no la tienen los intereses egoistas y mezquinos de las tendencias anti humanistas del propio ser humano, recomienda la perseverancia, nos insta a la fidelidad de quienes saben que el amor de Dios y su proyecto de vida para nosotros, no defrauda, no caduca, no se fatiga ni se rinde. Pues, del mismo modo, nuestras fuerzas, valores y recursos de todo tipo, deberán estar a punto para no perder ocasión de ponerlos al servicio de ese sueño divino de una humanidad reconciliada con su más profunda y alta aspiración, la que responde a la imagen y semejanza en las que Dios nos creó, su imagen y semejanza. 

Cuando en Brasil vuelven a reunirse los países del todo el mundo para debatir cómo hacer frente al cambio climático (COP30, Belem, Brasil), en esta hora en la que el informe FOESSA 2025 de Cáritas denuncia el aumento de riesgo de pobreza hasta para las personas con trabajo; dentro de un mundo siempre amenazado por las armas nucleares, los anuncios de la apocalíptica del Evangelio no suenan tan exagerados o sensacionalistas. Pudiera ser que esos fenómenos tremendos siempre han ocurrido y que el juicio final tiene tantas vistas y sesiones como siglos tiene la humanidad. La celebración de la IX Jornada Mundial de los pobres, que son los primeros en la diana de las víctimas y los que más sufren las consecuencias de los efectos del cambio climático, de la economía injusta, de las guerras, supone una invitación a sumarnos con nuestro compromiso personal al deseo divino de paz y justicia, de amor y solidaridad. Es cierto que la Iglesia tiene, que cada parroquia y movimiento eclesial cuenta con proyectos sociales. Pero es necesario que, como tantas veces nos recordara el papa Francisco y ahora renueva León XIV, cada cristiano, sin delegarlo ni posponerlo, invirtamos parte de nuestro tiempo y nuestros recursos en esa postura activa, valerosa y confiada que el Señor nos propone: "no tengáis pánico... con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas"

LECTIO DIVINA DE SAN ISIDRO DE ALMANSA: LA ÚLTIMA PALABRA

COMENTARIO EVANGÉLICO DE J. A. PAGOLA: DAR POR TERMINADO

COMENTARIO AUDIOVISUAL DE VERBO DIVINO: LA HORA DEL TESTIMONIO


HOJA DOMINICAL DIOCESANA

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