Bien comprendida, la espiritualidad de Betania, el hogar de Marta, Lázaro y María, el refugio de Jesús, no se limita a la oración. La acogida en primer lugar, la amistad que brinda y multiplica esa acogida, el tiempo juntos, la mesa común... son otros tantos elementos de la espiritualidad que expresa la actitud servicial de Marta y la plena atención a las palabras de Jesús que le presta María. Y la amistad cálida de Lázaro, que debio ser muy valiosa para Jesús a tenor de la emoción que le embargó ante su tumba (Jn 11, 28-44). Y es que la espiritualidad cristiana es silencio, pero también diálogo; soledad y comunidad; oración que alienta la vida compartida.
LOS DOMINGOS DE JULIO Y AGOSTO, HASTA LA VUELTA DE FERIA, NO HABRÁ MISA POR LA TARDE.
HORARIOS DE MISAS
LECTURAS
- Gen 18, 1-10a. Señor, no pases de largo junto a tu siervo.
- Sal 14. R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
- Col 1, 24-28. El misterio escondido desde siglos, revelado ahora a los santos.
- Lc 10, 38-42. Marta lo recibió. María ha escogido la parte mejor.
Como ocurre con la amistad, y Betania es el hogar de una gran amistad con Jesús, la espiritualidad cristiana es integral, transversal y cotidiana: abarca todas las dimensiones de la persona; recorre todos los momentos y espacios de la vida; no requiere de hechos extraordinarios, pues está plenamente integrada en el diario discurrir de la existencia del discípulo de Cristo. Con Marta que acoge, Lázaro que es querido porque, seguramente, quiere y se deja querer, y María que escucha, los seguidores de Jesús debemos cuidar nuestra amistad con Él, cultivar la escucha atenta de su palabra, contemplar gozosos los frutos de su mansedumbre y confianza en Dios. Una espiritualidad que ya sea en el silencio del claustro y el desierto -siempre tan aconsejable- o en el más ruidoso ir y venir de la vida ordinaria, tiene en Jesús un auténtico maestro. Pero también es Jesús mismo el nexo de unión con Dios, con el que comparte en el Espíritu una comunión íntima y vivificante a la que nos da acceso con su vida entregada. Una espiritualidad que caldea la razón, informa el sentimiento y tiende ante nuestros pasos el horizonte que da sentido y motiva la acción, el compromiso, la moral, el amor. Por eso, no hay una sola espiritualidad cristiana, son muchas la escuelas, los métodos y los referentes, pero, si son espiritualidades cristianas, deberán ser siempre escuelas, métodos y referentes atraídos y guiados por Jesucristo y su evangelio de fraternidad.
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